
En la actualidad, el arroyo Cheonggyecheon en Seúl es considerado un modelo de urbanismo, donde lo moderno y lo tradicional coexisten en un entorno natural que atrae cada año a millones de visitantes. Esta zona se ha convertido en un importante centro cultural, escenario de exitosos k-dramas y videoclips de K-pop, y es una de las áreas más privilegiadas del país, gracias a su cuidadoso diseño y preservación del patrimonio ancestral. Sin embargo, no siempre fue así. Durante un recorrido, se explicó a la prensa que, durante la ocupación japonesa (1910-1945), el arroyo natural estaba colmado de basura, lo que generaba contaminación y malos olores. En la década de 1950, un flujo masivo de inmigrantes provocó la proliferación de asentamientos informales a lo largo de sus riberas, convirtiendo el arroyo en una alcantarilla contaminada y propensa a inundaciones. En 1958 fue cubierto con hormigón y, en los años 70, se construyó una autopista de 16 metros de ancho sobre él, destruyendo las viviendas informales de la zona. Esta intervención fue vista como un avance en la industrialización y modernización de Corea del Sur, pero no solucionó los problemas ambientales.
A finales de los años 80, la congestión de la autopista se identificó como una de las causas de la mala calidad del aire y la degradación ambiental, convirtiendo a Cheonggyecheon en una línea divisoria entre zonas de desarrollo dinámico y áreas más rezagadas. En 2003, el gobierno metropolitano, liderado por Lee Myung Bak, tomó la decisión de suprimir la autopista y restaurar el río. Este ambicioso proyecto de renovación urbana buscaba mejorar el medio ambiente, la movilidad, el espacio público y el desarrollo económico simultáneamente Al limpiar el arroyo, se construirían estaciones de bombeo para llevar agua desde el río Han, ya que Cheonggyecheon estaba prácticamente seco.
El proyecto también creó un parque lineal de aproximadamente 400 hectáreas, casi tres veces el tamaño de Hyde Park en Londres. Se construyeron redes de vías peatonales para conectar ambas orillas del río con las instalaciones culturales cercanas. Se restauraron los puentes históricos Gwanggyo y Supyogyo, y se revitalizaron actividades culturales tradicionales, como el Festival de las Linternas.
Este proyecto, que inició en julio de 2003 y concluyó en octubre de 2005, tuvo un costo de 367 millones de dólares. Para su implementación, el Gobierno Metropolitano estableció diversas organizaciones con misiones claras, como el Centro de Control del Proyecto de Restauración Cheonggyecheon y el Comité Ciudadano para resolver conflictos entre el gobierno y asociaciones empresariales locales. Estos esfuerzos dieron sus frutos; hoy, Cheonggyecheon es un espacio recreativo popular tanto para residentes como para turistas. En los tres años siguientes a su finalización, fue visitado por 70 millones de personas, y el número de empresas y oportunidades laborales en la zona se incrementó considerablemente Impacto ambiental y económico Estos esfuerzos dieron sus frutos; hoy, Cheonggyecheon es un espacio recreativo popular tanto para residentes como para turistas. En los tres años siguientes a su finalización, fue visitado por 70 millones de personas, y el número de empresas y oportunidades laborales en la zona se incrementó considerablemente. Impacto ambiental y económico


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