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EL Pavimento de concreto, una opción para construir calles en República Dominicana.

Expertos destacan que es una solución rentable por su costo y duración. @estaeslanoticiard

De acuerdo con datos de Adocem, la capacidad de producción de cemento en el país alcanza aproximadamente 10 millones de toneladas.

El cambio climático ha llevado a que las industrias desarrollen alternativas para que sus productos y procesos sean sostenibles, reduciendo al mínimo su impacto en el medio ambiente.

Un ejemplo de ello son los pavimentos de concreto que, según la directora ejecutiva de la Asociación Dominicana de Productores de Cementos Portland (Adocem), Julissa Báez, “son la alternativa acertada cuando se requiere construir obras viales para largos períodos de vida útil y con un mínimo mantenimiento”.

De acuerdo con datos de Adocem, la capacidad de producción de cemento en el país alcanza aproximadamente 10 millones de toneladas, lo que permite suplir la demanda del sector construcción y convierte al concreto en una opción viable para la construcción de calles y carreteras.

Báez explica que los pavimentos de concreto tienen una vida útil “superior a los demás, evitando con esto la necesidad de inversiones periódicas en reparación, rehabilitación o reposición”. Para la ejecutiva, representan una solución económica tanto por su durabilidad como por los bajos costos de mantenimiento y construcción. El doctor Emil Bautista, ingeniero civil con más de 10 años de experiencia en la investigación de materiales de construcción, con especial interés en el diseño y construcción de carreteras y el uso de materiales sostenibles como el pavimento asfáltico reciclado (RAP, por sus siglas en inglés), asegura que el hormigón ofrece varias ventajas en términos de durabilidad y longevidad.

“Las superficies de hormigón, adecuadamente diseñadas, construidas y mantenidas, suelen durar mucho más tiempo (hasta 30 o 40 años o más), mientras que el asfalto puede necesitar una renovación o sustitución en 15 o 20 años. Esto significa un mantenimiento menos frecuente y menores costos a largo plazo para el hormigón”, señala Bautista.

Otro beneficio que destaca es la resistencia del hormigón y su capacidad para soportar cargas pesadas. “Esto lo hace ideal para zonas de mucho tráfico, como carreteras y aeropuertos, donde son habituales los camiones y la maquinaria de gran tamaño. Además, el hormigón funciona mejor en climas cálidos”.

Bautista explica que, a diferencia del asfalto, que puede ablandarse y deformarse a altas temperaturas, “el hormigón permanece estable y resistente al daño por calor” y, además, como refleja la luz solar en lugar de absorberla, reduce el efecto de “isla de calor urbana” y mantiene más frescas las zonas circundantes.

“Si bien el costo inicial del hormigón puede ser más alto, su mayor vida útil, sus menores necesidades de mantenimiento y su mejor desempeño en diversas condiciones pueden convertirlo en una opción más rentable y sustentable a largo plazo”, destaca el experto.

Implementación

Hace 13 años, Adocem lideró una prueba piloto en un tramo de la avenida Gustavo Mejía Ricart (entre las calles Dr. Defilló y Bohechío), que, según Báez, regularmente presentaba problemas de acumulación de agua. El objetivo era observar el impacto y las bondades del hormigón. “Hoy en día, 13 años después, el tramo permanece intacto, no ha requerido mantenimiento y ha resistido las lluvias y los embates del clima”.

A pesar de que a nivel internacional la opción de utilizar el concreto como material para pavimentar está siendo cada vez más ampliamente adoptada, la directora de Adocem señala que, en el país, a pesar de “muchos esfuerzos”, “no hemos logrado que se aprecien en su justa dimensión las bondades del uso del cemento en las carreteras”.

Para garantizarlo, “es importante que las principales entidades del Estado que participan en la construcción de infraestructura vial presten atención a los estudios, mejores prácticas y beneficios del uso del cemento como pavimento y procuren analizar las propuestas que en ese sentido proveen las empresas productoras de cemento y hormigón, en aras de darle participación a este material como una opción en el desarrollo vial del país”.

Los pavimentos de asfalto y concreto pueden coexistir, ya que todo dependerá del tipo de solución que se busque en un momento determinado y del tipo de proyecto. Al país le hace falta una “cierta voluntad para darle la oportunidad al hormigón, con todas las múltiples ventajas que se derivan de integrar el cemento y el concreto a la matriz vial del país, tanto en términos de rentabilidad económica como de preservación medioambiental”.

Uno de los obstáculos para su implementación es que el país no cuenta con un esquema de normas que rijan este tipo de construcciones viales. “De igual modo, es importante que sean elaboradas, aprobadas y aplicadas normativas acordes con los estándares internacionales, para garantizar que se utilice un hormigón con la textura, rigidez y demás consideraciones técnicas necesarias”.

Como entidad, Adocem ha trabajado desde 2011 junto a expertos en el tema con propuestas de normas técnicas y guías que reglamenten este tipo de construcciones en hormigón, lo que ayudaría a facilitar que este material fuera considerado dentro de las opciones de pavimentación en el país.

Algunos ejemplos son calles, aceras, contenes y alcantarillas en los municipios de Consuelo y Quisqueya, en San Pedro de Macorís; la pavimentación de las vías del proyecto habitacional Colinas del Viento; la cárcel de La Romana; y muchas otras importantes obras ubicadas en diversos puntos del país.

Impacto ambiental

En cuanto a la sostenibilidad, Bautista indica que “el hormigón puede incorporar materiales reciclados y ser reutilizado al final de su vida útil, además de requerir menos mantenimiento, lo que disminuye las emisiones asociadas”.

Asimismo, destaca avances en la industria para reducir las emisiones de carbono asociadas a la producción de cemento, como el uso de materiales de bajo impacto y procesos optimizados. “El gran aporte del hormigón a la sostenibilidad está en su durabilidad, que permite un uso más prolongado y un menor impacto ambiental”.

Para aprovechar estos beneficios, Bautista recomienda adoptar una visión integral que evalúe los costos del ciclo de vida de los materiales. También sugiere promover la competencia entre las industrias de asfalto y hormigón para reducir costos y fomentar la innovación. “Los gobiernos deben diversificar las opciones de pavimentación, asegurando una infraestructura más resiliente y sostenible”.

Bautista insta a la adopción de estándares internacionales como los de la Sociedad Estadounidense de Pruebas y Materiales (ASTM) y la Asociación Estadounidense de Oficiales de Carreteras Estatales y Transporte (AASHTO), adaptados a las normativas locales, para garantizar la calidad y durabilidad de las carreteras de hormigón en el país. Según el experto, esta estrategia podría transformar la red vial dominicana, haciéndola más eficiente, segura y económicamente viables. @estaeslanoticiard

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